"...Cuando cayó la noche y volvía a su cama, un viejo trapo peludo, miró una flor y en ella vió reflejados los rasgados ojos de la golondrina. Febril, fué al lago a beber agua, y en el agua también encontró a la golondrina que le sonreía. Y la reconoció en cada hoja, en cada gota de rocío, en cada rayo del sol crepuscular, en cada sombra de la noche que llegaba. Después, la descubrió vestida de plata en la luna llena, para la cual maulló y maulló dolorido. Ya era muy tarde cuando consiguió dormir. Soñó con la golondrina. Era la primera vez que soñaba desde hacía ya muchos años."

"...voló cerca, sobre el gato manchado, y lo tocó levemente con su ala izquierda. El podía oír los latidos del pequeño corazón de la golondrina Sinhá. Ella comenzó a elevarse y desde lejos lo miró. Era el último día de verano." Jorge Amado

Sólos.

Siempre he pensado que no sería capaz de entrar a un concurso tipo “Gran Hermano” por la sensación de aislamiento y de “micro mundo” que se debe sentir.

Hoy pensaba que es un poco paradójico que sea yo, precisamente la que piensa esto. Yo que algunas veces sufro de agorafobia y me encierro en casa sin querer saber nada del mundo exterior. Yo, que después de días sin pisar, no ya la calle, sino ni siquiera mi propia terraza, voy corriendo al supermercado a comprar comida o aquello que garantice un mínimo de supervivencia haciendo un esfuerzo supremo. Yo, que hablo durante horas con mis gatas por carecer de un interlocutor humano. Yo que me pongo de mal humor cuando suena el timbre de la puerta.

Soledad y aislamiento. Voluntario o no. ¿Miedo?...esa es la cuestión.

En unas islas del Índico, más o menos cerca de India, viven los que dicen que son los seres humanos mas aislados del planeta. Las islas se llaman Andamán, y la tribu los Sentineleses (o Centineleses).

Es probable que el nombre de estas islas provenga del Malayo Handuman, o Hanuman, que significaba “Dios mono”.

El archipiélago está compuesto por 204 islas, algunas diminutas y otras un poco más grandes.

El caso es que los Sentineleses son los habitantes de Sentinel del Norte que es una de las islas pequeñas, de 72 km² y unos 8 Km. de ancho.

La isla está completamente cubierta por una densa jungla y sin ningún puerto natural. La barrera natural de arrecifes de coral que la rodea hace muy difícil la navegación.

En el siglo XIII, Marco Polo, dijo de ellos: “Si un extranjero llega a sus tierras lo matan inmediatamente y acto seguido se lo comen”. Y también dijo que eran antropófagos con "cara de perro".

Me imagino que el gran descubridor no se miraba mucho al espejo. Por otra parte, se sabe que no visitó las islas, con lo cual escribió estas desagradables cosas “de oídas”.


En cuanto a su clasificación étnica (hay que ver qué manía tenemos con clasificar), pertenecen al grupo de los llamados Negritos. Esto de Negritos es un término acuñado por los españoles, para referirse a aquellos pueblos del Sudeste Asiático que provenían de África y que, obviamente, eran negros. Y también pequeñitos de estatura (como los Pigmeos). (Negro + Pequeñito = Negrito). (Y se quedan tan anchos).

Como es un término que no gusta excesivamente, en un momento se pensó en cambiarlo por el de Asiáticos Negros, pero como había que incluir en el grupo a otros pueblos que ya tenían su nombre clasificatorio, como los Melanesios (que estaban contentos con su denominación) y además se le daba más importancia al color de su piel que a sus diferencias genéticas, pues se han quedado con lo de Negritos hasta que ellos mismos decidan otra denominación (esto dicho por sesudos antropólogos). (En otra ocasión escribiré sobre estos “interesantes” razonamientos antropológicos, pero ahora no es el tema)

Bueno, el caso es que a ellos tanto les da cómo se les llame, porque pasan del mundo y no desean ni consienten el contacto con la “civilización”.


Esta tribu sobrevive como cazadores-recolectores. Se calcula que deben ser unos 250 (los que les han visto de lejos insisten en que más de 40 y menos de 500).


Cuando pasó lo del Tsunami, en Diciembre de 2004, los Sentineleses, al ver que el mar retrocedía, se adentraron en su isla para ponerse a salvo. Se sabe que muchos de ellos murieron, pero también que unos cuantos consiguieron sobrevivir. (Algunas fuentes sin contrastar dicen que quedan alrededor de 50 individuos/as).

Su fama de ariscos y mala leche está plenamente comprobada. Se han resistido al contacto con el resto de la humanidad durante más de 60.000 años, que es cuando se calcula que viajaron desde África y ocuparon su isla automarginándose del mundo.

Cuando un helicóptero sobrevuela su isla, le disparan flechas. Una de las peores amenazas para ellos, son los pescadores furtivos de langostas que se acercan a su isla.

En 2006 mataron a dos de estos pescadores que se habían acercado demasiado buscando cangrejos. Por lo visto, los pescadores echaron el ancla cerca de la isla y mientras esperaban a ver si caía algún cangrejo se pusieron morados de beber vino de palma. Luego se quedaron dormidos y la corriente les arrastró con su barca a la mismísima orilla.

Cuando el helicóptero que les buscaba sobrevoló la isla, tomó estas fotos.


Contradiciendo a Marco Polo, no se los comieron. Les echaron un poco de arena de la playa por encima y los dejaron ahí, semienterrados.

Al principio las autoridades de la India pensaron esperar un tiempo y aparecer por sorpresa para recuperar los cuerpos de los pescadores, pero después, me parece que con buen criterio, decidieron dejar las cosas como estaban.

La otra amenaza, es la enorme sensibilidad a enfermedades que nosotros consideramos leves pero que a ellos, que no han tenido contacto jamás con ellas, les pueden matar.

Durante los años 80 y 90 se produjeron algunos incidentes violentos entre los nativos y guías turísticos desaprensivos, que pretendían organizar excursiones guiadas a la isla. Las autoridades indias realizaron algunas “visitas amistosas”, en las que un barco se acercaba a la orilla y arrojaba cocos. La mayoría de las veces, los sentineleses se limitaron a disparar sus flechas contra el barco; sólo en contadas ocasiones aceptaron el regalo. (En estas fotos aparece un Sentineles haciendo un bonito gesto de agradecimiento mientras su mujer recoje el coco con cara de pocos amigos).


Aquí os pongo uno de los escasísimos videos en el que se les ve sonrientes, cogiendo los cocos, como si pensaran eso de “dame pan y llámame perro” o aplicado a ellos “dame cocos y llámame Negrito”.




Los sentineleses van desnudos, excepto por un elegante cinturón de fibra vegetal (los hombres) y un mínimo taparrabos (las mujeres).

Las otras tribus de las isla Andaman que han mantenido contacto con el exterior han acabado bastante mal: diezmados por las enfermedades, aculturados, alcoholizados y malviviendo (en reservas) de los alimentos que les proporciona el gobierno indio. Su futuro es francamente incierto. (Esta es una foto de los primeros Adamaneses descubiertos y obligados a civilizarse).


Como decía, son muy escasas las ocasiones en las que se han dejado filmar o fotografiar. El gobierno de la India, que es quien oficialmente administra esta isla, ha mostrado su intención de no interferir con su estilo de vida y dejarles en paz.

No sé si esta decisión será firme durante mucho tiempo más, o si acabarán por caer en la perversa tentación de utilizarles con fines turísticos disfrazados de estudios antropológicos. Porque así ha sido la historia desde que el mundo es mundo.

Y yo, que en cierta manera me identifico con ellos, temo.

Un último video (¿No os parece que la narradora es la cantante Ana Belén?)




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