"...Cuando cayó la noche y volvía a su cama, un viejo trapo peludo, miró una flor y en ella vió reflejados los rasgados ojos de la golondrina. Febril, fué al lago a beber agua, y en el agua también encontró a la golondrina que le sonreía. Y la reconoció en cada hoja, en cada gota de rocío, en cada rayo del sol crepuscular, en cada sombra de la noche que llegaba. Después, la descubrió vestida de plata en la luna llena, para la cual maulló y maulló dolorido. Ya era muy tarde cuando consiguió dormir. Soñó con la golondrina. Era la primera vez que soñaba desde hacía ya muchos años."

"...voló cerca, sobre el gato manchado, y lo tocó levemente con su ala izquierda. El podía oír los latidos del pequeño corazón de la golondrina Sinhá. Ella comenzó a elevarse y desde lejos lo miró. Era el último día de verano." Jorge Amado

Cada 3 segundos...




Cada 3 segundos el mundo pierde a un niño por causas que podrían haberse evitado.
(campaña de la ONG International Children´s Fund con motivo del día universal del niño)

Las cosas del Verano

Como no he escrito nada en todo el Verano y ya hay quien me lo ha reprochado, voy a dar un repaso a lo que han sido estos meses. Estos son los mejores momentos del verano 2012 (¡¡Grandes éxitos!!):

Empecé el veranito con una gastroenteritis que casi acaba conmigo. Los análisis de sangre que me hicieron (odio con todas mis fuerzas que me saquen sangre, me da pavor, y no salgo corriendo porque me da vergüenza ser tan mayorcita y que me den crisis de pánico cuando veo la aguja incrustarse en mi brazo…), salieron un poco mal, con el ácido úrico alto, otras cosas que se llaman monocitos (y que no sé para qué sirven) también altos, el potasio bajo…el caso es que me puse a régimen de pollo, arroz, patata, y jamón de york.

Y mucho yogur. Hasta casi aborrecerlo. Y en el yogur del desayuno y en el de la cena le echaba unos sobrecitos de Lactobacillus (o sea bichejos gusaniles como podeis ver en la foto), según el médico, para reponer la flora intestinal.

También bebía Acuarius, bebida para peces.

La fauna local, a pesar de que llevé una repugnante muestra en un botecito de plástico (¡qué patético!) no se pudo identificar. No hice foto de la muestra.

Una vez superada la gastroenteritis y recuperada la confianza en mis intestinos, empezamos con las plagas:

Primero plaga de moscas. Por culpa de la gallinaza.

Esto de la gallinaza no es otra cosa que caca de gallina. Por lo visto, los agricultores la usan a veces para abonar. Este verano les dio por usar el invento y ocasionaron una plaga que se recordará durante años por toda la comarca.


Yo, que siempre he sido un poco zen y aunque no creo en la reencarnación tampoco la descarto (esto es habitual en mí para casi todo), me he pasado la vida salvando moscas, arañas, ratones, e incluso avispas, por si acaso eran conocidas de una vida anterior. El caso es que la cocina se me llenó de moscas. Cientos. Miles. Qué asco. Cocinando rodeada de moscas.

Como no quiero usar insecticida para no envenenar a mis gatas, y todavía me rondaba la cabeza eso de la reencarnación, compré un ahuyentador electrónico. Ni caso. Yo creo que venían más.

Lo de poner una bolsa de plástico con agua no funciona, por mucho que digan.

Entonces después de mucho sufrir y con muchos remordimientos de conciencia, me compré un cacharro de esos con una luz azul que las achicharra. No se quemó ni una. También tengo una mano de plástico de las que venden en los chinos, y llegué a matar 44 moscas en diez minutos.

Ya desesperada y sobrepasada del todo, me compré unas tiras adhesivas y colgué una en la lámpara de la cocina. Esto ha sido de lo peor. Repugnante. Se iban quedando pegadas, cientos de moscas zumbando hasta morir. Estuve unos días que no quería entrar en la cocina por no verlo. Qué espectáculo dantesco. No quedó ni una.

Después vino la segunda plaga: las hormigas. Aquí ya no me plantee nada porque no podía más. Simplemente exterminio.

Después de esto, el pie que me empieza a doler. Sólo el pie izquierdo. Hinchado como una morcilla. ¿La venganza de los espíritus de las moscas? ¿tendinitis? Quién sabe, probablemente. Quizá ocasionada por sobrepeso.



Y es que con todo esto que os he contado lo único que me ha apetecido este verano ha sido comer y dormir. Bueno, y jugar a los “cocomonos” (un juego de ordenador que se llama “Jewel Quest”, pero mi marido le llama así…” ¿ya estás otra vez con los cocomonos?”). Es de esos juegos adictivos que se te fijan en la corteza cerebral, y por la noche, con los ojos cerrados en la cama, sigues viendo a los cocomonos bajar lentamente por tu pantalla mental en negro, y tratas de colocarlos….. El caso es que lo del pie se me pasó en unos días. Ya lo tengo casi normal. Y me estoy quitando de los cocomonos muy poco a poco, como si fueran una droga dura.


Mi amiga Lola se queda con dos gatitas que encuentran en el campo (bueno, encuentran más, pero se queda con dos). Se llaman Destino y Hada en chino y vietnamita, pero no me acuerdo como se escribe.

Aunque solo las conozco por foto, me enamoro de ellas (como era previsible). De su hija también, aunque de ella ya estaba enamorada de antes. En una foto preciosa Destino bosteza y Hada juega. Como la vida misma.

Luego veo por la tele lo del Ecce Homo de Borja. Me he reído mucho con esto. Creo que ha sido lo más gracioso del verano. Veo otras muchas cosas por la tele, algunas terribles y monstruosas, que no voy a poner aquí para no frivolizar.



Una gata con tos. El veterinario le pone antibiótico y se le pasa un poco la tos pero empieza con la consiguiente diarrea. (Igual que yo cuando tomo antibióticos). (Es que esta gata se parece a mí, nos pasan las mismas cosas o parecidas, somos almas gemelas en la salud y en la enfermedad).
El caso es que llevo una semana recogiendo de la caja de arena cacas espantosas.

La otra gata con los ojos rojos como Drácula. Será conjuntivitis. No sé, ya me dirá el veterinario.


La tercera gata está bien, salvo que quiere estar todo el día y toda la noche en la calle, la muy pendón, y maúlla lastimeramente hasta altas horas de la madrugada suplicando que le deje salir a pesar de que ha estado todo el día fuera. Al rato cedo y la dejo salir. Si alguna vez llego a ser madre me parece que voy a ser demasiado blanda, porque al final me da pena y no sé poner disciplina.

He leído algunas cosas en el ebook este verano:

Empecé con “50 sombras de Grey“.
Lo ponían muy bien en los foros, por lo visto es un best seller y ha arrasado en ventas.

No me ha gustado nada. Todo el rato folleteando y azotándose (es que va de sadomaso).

Me había bajado la segunda y la tercera parte (encima es una trilogía), pero los he borrado, porque leído el primero, los demás serán igualmente cansinos. Es que a mi eso de los azotes y las cuerdas no me erotiza nada, mas bien me pone de mala leche.

Luego me pasé a un libro que se llama “El mayor secreto del mundo” de David Icke. Este tenía buena pinta, y me leí las primeras páginas con cierto entusiasmo.

Hablaba de extraterrestres en la antigüedad y como ese tema me gusta, me propuse pasar un buen rato leyéndolo.

Después de las primeras páginas empezó con las conspiraciones planetarias, con una densidad de datos, no sé si ciertos o inventados o a medias, abrumadora.

Después continuó explicando que en realidad el mundo está dominado por extraterrestres reptiles, (sí, como en la serie aquella “V”), y que George Bush y la reina de Inglaterra son una especie de lagartos a los que se les puede ver su verdadera cara si te coges un pedo de pastillas o bebes mucho (¡con testigos de gran credibilidad!). Dejé este libro justo cuando empezaba a explicar la muerte de Lady Di por culpa de los marcianos reptilianos que gobiernan el mundo. Primero moscas, luego hormigas y ahora reptiles. No puedo con tanto bicho junto.

Luego me he leído “22/11/63” de Stephen King.

Ochocientas y pico páginas que me he devorado en pocos días. Me ha gustado mucho mucho, como casi todo lo que leo de él.

Trata de viajes en el tiempo, de lo que podríamos cambiar si pudieramos ir hacia atrás y sus consecuencias. Como trasfondo, el asesinato de JFK y la vida en Estados Unidos allá por los primeros años 60.



Al mismo tiempo empecé con “Nacer mujer en China” de Xinran.

Lo he dejado a la mitad. No consigo meterme en el meollo de este libro, no me gusta nada, me parece un folletín oriental que se me ha atragantado en el capitulo 2.

Tampoco me gustó demasiado "Las hijas de Yan Tse", y lo siento mucho porque estos temas me interesan bastante por razones obvias.

Me sigue gustando más Amy Tan



Después he leído “Entra en mi vida” de Clara Sánchez.

Estupendo. Ya había leído “Lo que esconde tu nombre” de la misma autora. Excelente.

Me he bajado otro que se llama “Presentimientos” y que pienso empezar en breve.




Ahora estoy leyendo “Gataca” de Franck Thilliez.

No va de una gata grande sino que es una novela negra, de crímenes y policías a tope.

Me está enganchando. Me bajé también “El síndrome E” del mismo autor y espero leerlo también en breve.





Y este ha sido, muy resumido, mi verano del 2012. En Octubre espero tomarme la revancha y que nos podamos marchar unos días a la playa, a comer, dormir y leer. M. y yo, los dos únicos bichos a la orillita del mar. Como a mi me gusta.

Una nueva artista

Os presento a una nueva artista. Se llama Alejandra Meconcelli Iglesias. Estoy orgullosa de ella (¡es mi sobrina!)











Aunque nos vemos poco, quiero decirle que tiene todo mi amor y mi respeto, y que no deje de dibujar porque lo hace muy bien y tiene la capacidad de emocionar (al menos a mi), lo cual es muy importante en una artista. Te quiero Ale.

Parecidos asombrosos

Siempre me han hecho gracia las imágenes de parecidos que aparecen en Internet.
Aquí van dos que me parecen estupendas:




Esta es una cabeza de mármol romana de 33 cm. de alto, del siglo II después de Cristo. Formaba parte de la esquina de un sarcófago romano y se le llama acrótera. Un coleccionista australiano llamado Graham Geddes la puso a la venta en la casa de subastas Bonham´s de Londres en 2008.




Esta escultura de un busto egipcio de una mujer de hace miles de años, (fue tallada entre 1550-1050 a.c.), se puede encontrar en el Field Museum de Chicago, dentro de la colección permanente “Inside Ancient Egypt” (“En el interior del antiguo Egipto”) donde se expone junto a otros objetos y momias. Está en el Museo desde 1988 y nadie le hacía demasiado caso, aunque desde la muerte de Michael parece que su popularidad ha aumentado considerablemente…

Matrioshka

Había una vez en Rusia, un carpintero bueno llamado Serguei, que se ganaba la vida tallando instrumentos musicales y juguetes de madera.


Vivía sólo, cerca de un bosque, y todas las semanas salía a buscar madera con la que tallar sus preciosos objetos.


Una fría mañana de invierno, caminando sobre la nieve, empezó a desesperar, ya que toda la madera que encontraba estaba húmeda y no le servía para trabajar, mas cuando estaba a punto de desistir y volver a casa, algo le llamó la atención en un árbol.




Cuando se acercó, contempló con asombro que se trataba del trozo de madera más bello y de mejor calidad que hubiera visto jamás.


Emocionado por su buena suerte, lo llevó a su casa, y durante muchos días y muchas noches lo contemplaba, pensando qué construir con una madera tan preciosa. Le daba vueltas entre sus manos, hasta que por fin, decidió que tallaría una muñeca, la más bella del mundo. Y así lo hizo.


Cuando estuvo terminada, le pareció tan bonita que decidió quedársela y que le acompañara en su soledad. “Te llamaré Matrioshka” dijo.


Por las mañanas, antes de ponerse a trabajar, saludaba a la muñeca y le decía “Buenos días, mi preciosa Matrioshka”. Y por las noches, antes de dormir le decía “Buenas noches, bella, que descanses”.


Y una mañana, después de saludar a la muñeca, ésta le contestó: “Buenos días, Serguei”. Su asombro fue mayúsculo, pero, lejos de asustarse, se alegró porque por fin tendría alguien con quien compartir sus largas horas de soledad.


El carpintero y la muñeca vivieron juntos durante algún tiempo, felices, compartiendo pensamientos, largas conversaciones y risas.


Hasta que un día a Serguei le pareció que la muñequita tenía una expresión de tristeza en su bella cara pintada. “¿Qué te sucede?...¿porqué estás triste?” le preguntó con la angustia propia de los que aman.


Matrioshka le contó entonces que su tristeza se debía a su deseo de ser madre. “Todo el mundo tiene hijos, y mi deseo sería tener un hijo o una hija para cuidarlo y protegerlo, para darle amor y compartir mi vida con él”.


Después de una noche sin dormir, dándole vueltas a su cabeza, Serguei habló con Matrioshka, y le explicó que para realizar su deseo debería abrirla para sacar madera de ella, y que el proceso sería doloroso. “No me importa sufrir” contestó ella “En la vida a veces hay que hacer pequeños sacrificios para conseguir lo que se anhela”.


Y conteniendo la respiración, pero con sus manos firmes de carpintero, Serguei extrajo, del centro mismo de la muñeca, un precioso trozo de madera, que talló y pintó hasta darle la forma de otra preciosa muñequita. La llamó Trioshka, y fueron felices los tres durante un tiempo.


Pero un día Trioshka le dijo que ella también quería ser madre. Y a Serguei, no le quedó más remedio que realizar la misma operación y sacar de ella una muñequita muy pequeñita, a la que llamó Oshka.


Y esta última también quería descendencia.


Y Serguei se dio cuenta de que apenas quedaba ya madera dentro de Oshka para realizar lo que le pedía.


Entonces, con mucha delicadeza, extrajo de su interior un último trocito de madera, lo talló con cuidado, y le dio forma de muñeco diminuto. Por si cabía alguna duda, le pintó unos largos bigotes y le puso frente al espejo: “Tú te llamas Ka, y como eres un hombre, no puedes tener hijos.”


Después, con una sonrisa, metió al pequeño Ka dentro de Oshka, a Oshka dentro de Trioshka, y a Trioshka dentro de Matrioshka.


Al día siguiente, para desolación de Serguei y de forma misteriosa, Matrioshka, con toda su familia dentro, desapareció. Lo que ocurrió después es ya otra historia….

(Este cuento está inspirado en una obra del escritor búlgaro Dimiter Inkiow).




El popular juego ruso de muñecas se llama Матрешка, es decir, Matrioshka.
La palabra deriva del nombre Матрена (Matriona), común en tiempos previos a la revolución comunista en las provincias del país.
Matriona, adicionalmente, esta emparentada con la palabra latina para Madre, Mater.
El nombre Matriona se asociaba en ese tiempo con mujeres de descendencia numerosa, corpulentas y de buena salud lo que explica por si solo porque esta artesanía pasó a denominarse Matrioshka (diminutivo de Matriona).

Se trata de las tradicionales muñecas rusas, creadas en 1890 cuya originalidad consiste en que están huecas por dentro, de manera que en su interior albergan una nueva muñeca, y ésta a su vez otra, y ésta a otra… en un número variable que puede ir desde cinco hasta el número que se desee, siempre y cuando sea un número impar, aunque por la dificultad volumétrica es raro que pasen de veinte.

La Matrioshka con más muñecas que se conoce tiene setenta y cinco unidades.

Son multicolores y a veces sostienen recipientes o jarrones. A veces las muñecas son iguales entre sí excepto por la expresión de sus caras o el recipiente que sostienen.

El origen de las primeras Matrioshkas habría que buscarlo en Japón, de donde se llevaron a Rusia los primeros ejemplares. En Rusia ya existía la tradición de crear objetos artesanales dentro de otros (huevos de Pascua como los de Fabergé), así que empezaron enseguida a fabricar sus propias muñecas dotándolas de elementos propios de su cultura.

Generalmente están hechas de madera de tilo, debido a la ligereza y textura de este material.

Los árboles que se destinan para realizar Matrioshkas son cortados por el mes de Abril, que es cuando tienen más savia.
Luego de ser cortada en bloques y procesados por al menos dos años, un maestro maderero realiza la elección de las piezas de que se servirá para la creación de las muñecas.

Todas las muñecas incluidas en una Matrioshka deben ser construidas a partir del mismo bloque de madera, pues la expansión y contracción de la madera —así como la humedad— son características únicas que varían de bloque a bloque.

La primera figura en ser tallada es la más pequeña siendo esta la que dará a las otras la medida. Luego, la parte inferior de la siguiente parte es tallada, dejando como último trabajo el aro superior que se unirá con la parte superior de la muñeca.

El proceso continúa hasta que se hayan concluido todas las muñecas. Una vez que se tiene la parte superior e inferior, se las une sobre la pieza anterior y se la deja secar, esto con el fin de lograr que la unión entre las piezas sea firme.

El trabajo de tornear las piezas y lograr que encajen una con otra es bastante dificultoso y requiere mucha habilidad, tomando en cuenta el hecho que no se toman medidas de ninguna clase durante este proceso.

La madera al finalizar el torneado es blanca, debido a su procedencia, y es tratada con aceite para aislar a la madera de los cambios externos de humedad y para que la misma humedad de la madera no escape; luego se aplica una base de pintura y se deja reposar.