"...Cuando cayó la noche y volvía a su cama, un viejo trapo peludo, miró una flor y en ella vió reflejados los rasgados ojos de la golondrina. Febril, fué al lago a beber agua, y en el agua también encontró a la golondrina que le sonreía. Y la reconoció en cada hoja, en cada gota de rocío, en cada rayo del sol crepuscular, en cada sombra de la noche que llegaba. Después, la descubrió vestida de plata en la luna llena, para la cual maulló y maulló dolorido. Ya era muy tarde cuando consiguió dormir. Soñó con la golondrina. Era la primera vez que soñaba desde hacía ya muchos años."

"...voló cerca, sobre el gato manchado, y lo tocó levemente con su ala izquierda. El podía oír los latidos del pequeño corazón de la golondrina Sinhá. Ella comenzó a elevarse y desde lejos lo miró. Era el último día de verano." Jorge Amado

Ángeles de la guarda

A veces los veo pasar. Ángeles de la guarda. Los de verdad. Ellos no me miran. Van atentos, concentrados en su trabajo. Yo tampoco digo nada, y me aguanto el impulso de hablarles o acariciarles, porque eso podría distraerles de su importantísima labor.


A la hora de establecer los orígenes del adiestramiento de perros guía, podemos remontarnos a la historia del austriaco Joseph Resinguer, nacido en 1775 y ciego desde los 17 años, que había adiestrado a sus tres perros.

 También en Austria, en 1819, Johann Wilkelm Kleim, escribió un libro para enseñar a los ciegos las técnicas de adiestramiento de los perros guía, perfeccionando las técnicas de Reisinger y haciendo referencia a perros que llevaban un arnés rígido y eran adiestrados con esmero por una persona vidente.

Pero no es hasta después de la primera guerra mundial, en 1916, cuando se abre la primera escuela en Oldenburg, Alemania, para atender las necesidades de la gran cantidad de militares que durante la guerra habían quedado ciegos. Viendo que los resultados eran excelentes, pronto se abrieron otras tres escuelas en Alemania, donde ya se entrenaban perros para proporcionar ayuda a ciegos civiles.

En estos primeros años el perro que se utilizaba para adiestramiento como guía para invidentes era fundamentalmente el "Pastor Alemán".

Hoy en día existen escuelas en la práctica totalidad de los países desarrollados. Los primeros perros guía reconocidos en España llegaron en 1963 y provenían de la escuela de Rochester, en Detroit. La Organización Nacional de Ciegos de España (ONCE) y la Asociación “Club de Leones” (fundadora de la escuela “Leader Dogs”), llegaron a un acuerdo para que los españoles pudieran obtener los perros guía en Estados Unidos.

Y desde entonces, más de 2.000 ángeles de la guarda caninos han salido de las instalaciones de la Fundación ONCE del perro guía (FOPG), adiestrados para ayudar a personas ciegas de toda España. Alrededor de 100 perros anuales que serán adjudicados a discapacitados visuales.

En la localidad madrileña de Boadilla del Monte, la FOPG dispone de más de 100.000 metros cuadrados para albergar los módulos necesarios para el proceso de formación de estos superperros.

Los Departamentos de Entrenamiento e Instrucción cuyos profesionales diariamente trabajan con sus perros por las calles de Madrid.

El Departamento de Crianza, bajo cuya decisión se seleccionan machos y hembras de cría, además de determinar cuáles serán los cruces más adecuados para conseguir los perros más aptos y el Departamento de Cachorros, que busca, forma y atiende a las familias voluntarias de educadores, tienen aquí su centro de operaciones desde donde más de mil usuarios y solicitantes de perro guía, familias de educadores y cuidadores son atendidos diariamente.

Quizá sea el edificio de Perreras y su anexo bloque de aislamiento, la parte que más llama la atención a los visitantes.

Un grupo de trabajo coordinado por un responsable único, un auxiliar administrativo, cuidadores de perreras y, por supuesto, los imprescindibles veterinarios, se ocupan las 24 horas del día durante los 365 días del año de velar por el bienestar, salud y correcta alimentación de los perros.

La fundación ONCE trabaja fundamentalmente con cuatro razas de perros: Labrador, Golden Retriever, Flat Coated y Pastor Alemán, ya que han demostrado ser las más adecuadas para la función que desempeñan. Se busca, en todo momento, un correcto equilibrio temperamental. Son animales sensibles, vivaces e inteligentes, con muchas ganas de aprender y gusto por el trabajo, resolutivos, con gran iniciativa y adaptabilidad a todos los entornos y situaciones.

El tamaño varía según raza, sexo y edad pero puede oscilar entre los 28 y los 45 kilos. El periodo de formación dura entre 18 y 24 meses. Sólo la mitad de estos perros superarán este periodo con éxito y podrá ser finalmente perro guía.


El proceso consta de tres etapas:

En la primera etapa (desde las siete semanas de vida a los 12 meses) el perro convive con una familia. Abarca los periodos críticos en el desarrollo del cachorro.

El perro se acostumbra a distintas situaciones, objetos y sonidos comunes del hogar y alcanza un nivel de obediencia básica. Aprende a caminar de la correa, en el lado izquierdo, y sin excesiva tensión. Aprende a ser limpio en la casa, a no ser destructivo y se le introduce en los transportes públicos.

El perro aprende a convivir con personas próximas y extrañas, a sociabilizarse, a “integrarse en la manada”.

Las familias que desean participar en la formación de estos futuros perros guía reciben de forma gratuita información sobre los cuidados que necesitan los animales, así como asistencia veterinaria y todo aquello que el perro precise.

La FOPG realiza seguimientos con visitas mensuales a este primer hogar de acogida. Cuando el cachorro cumple un año de vida, plazo en el que concluye la etapa de socialización, ingresará en la escuela de perros guía de la ONCE.


En la segunda etapa, entre los 12 y los 18 meses, el perro trabaja en su fase de adiestramiento, donde adquiere habilidades específicas, como caminar siguiendo una línea recta pegado a su dueño, señalar bordillos o sortear obstáculos.

También aprenderá a buscar un asiento para su dueño en el metro o el autobús, a detenerse ante los semáforos y a detectar escaleras. Los ejercicios van aumentando el nivel de responsabilidad del perro, que debe aplicar su inteligencia en la simulación de situaciones difíciles, y es evaluado constantemente para comprobar y valorar sus aptitudes.

El arnés es un elemento característico de los perros guía y de las distintas escuelas. Consta de dos partes: el cuerpo, que es de cuero y se ajusta alrededor del pecho del animal, y el asa, de metal, y que se ajusta en distintas posiciones según centros de adiestramiento y necesidades del usuario.

La mayor parte de las escuelas adiestran a sus perros para trabajar en el lado izquierdo de la persona ciega aunque en algunas escuelas de Japón se adiestra a los perros para trabajar en ambos lados e incluso un mismo perro para una pareja de invidentes.

En líneas generales, el procedimiento es el siguiente: el perro se mantiene en el lado izquierdo de la persona invidente y camina paralelo. La persona se sitúa a la altura de los cuartos traseros del perro (posición de guía). Esto da un tiempo de reacción de 2 o 3 segundos que permite a la persona reaccionar ante cualquier cambio de dirección del perro o ante una parada repentina (bordillo, escalón, paso estrecho). El asa del arnés permite obtener la posición correcta.

El perro debe caminar en esa posición de guía y proporcionar una tensión suficiente para que la persona pueda seguirla. La persona debe sujetar el asa con suavidad para poder realizar un seguimiento adecuado de los movimientos del perro, sentir los movimientos a derecha o izquierda y evitar el incrementar la tensión.

El arnés, de algún modo, restringe la posibilidad de movimientos del perro guía y es uno de los factores que determinan la dificultad en su adiestramiento. Durante el adiestramiento el perro aprende a aceptar a la persona que sujeta el arnés como una extensión de su propio cuerpo, y dejar espacio suficiente a la hora de negociar obstáculos.

Una de las características de la movilidad de una persona con perro guía es que se eliminan las referencias táctiles que puede obtener con el bastón y ha de utilizar las referencias auditivas o cambios de superficie para poder determinar su situación en el entorno. Por esta razón se adiestra al perro guía siguiendo el principio de la línea recta, para facilitar la movilidad independiente y segura de la persona invidente.

Siguiendo este principio se enseña al perro guía a caminar en el centro del pavimento, manteniendo su concentración y una tensión suficiente para que pueda ser percibida por la persona a través del arnés.

El perro deberá mantener dicha línea de desplazamiento hasta que el amo decida un cambio de dirección (una vez alcanzado el bordillo, por lo general) o bien el entorno le impida continuar. Ha de negociar cualquier obstáculo que pueda aparecer en su camino, desviándose a derecha o izquierda dejando suficiente espacio para su amo, y volviendo a recuperar la línea de desplazamiento tan pronto como sea posible.

El perro guía aprende a parar en los bordillos donde esperará la orden de su amo para continuar o bien realizar un giro (derecha o izquierda). Cualquier ruta, conocida o nueva, se puede desglosar en líneas rectas. La persona deberá contar bordillos (subida o bajada) o cruces, para determinar en que punto debe realizar los giros.


Otra característica importante del trabajo con perro guía es la capacidad de concentración requerida, ya que en los trayectos diarios es frecuente la existencia de estímulos que pueden distraer al animal (otros perros, gatos, palomas, olores “atrayentes”).

La persona necesita controlar estas distracciones, porque, de lo contrario, el trabajo del perro se deteriorará con gran rapidez. Ha de mantener el control de su desplazamiento en todo momento, dándole al perro las ordenes que procedan para llegar al destino establecido y corregir cualquier error que pueda cometer. El perro ha de aprender que su amo, al final del arnés, es una prolongación de su propio cuerpo.

En la tercera y última etapa, se asigna al animal a un usuario específico.

Durante un curso de tres semanas, perro y usuario trabajan juntos se adaptan, y comenzarán una relación inolvidable.

Si el periodo de acoplamiento no alcanza las expectativas esperadas, el perro vuelve a la familia que lo adoptó y, en el caso de que no puedan hacerse cargo del cachorro, se va probando con otras familias.

En última instancia, siempre les quedará como hogar la Fundación.

Es notable la estrecha relación que se establece entre amo y perro, afectiva y de dependencia mutua. Ambos comparten 24 horas al día durante ocho o nueve años, lo que crea unos fuertes lazos de unión que pueden causar una profunda tristeza y ser una experiencia traumática cuando llega la hora de retirar al perro porque sufre una enfermedad o muere. En muchos casos la persona sufre más esta perdida que la de otros seres queridos.

La tenencia de un perro guía conlleva una serie de responsabilidades, atenciones, cuidados y gastos que ha de afrontar la persona invidente (cepillado, alimentación, ejercicio físico, veterinarios…)

En Inglaterra se financian, con las donaciones del público, los gastos de alimentación y veterinarios durante toda la vida de los perros guía.

En España estos son gastos que ha de afrontar el usuario.







DECÁLOGO DEL COMPORTAMIENTO CIUDADANO ANTE LA PRESENCIA DE UN PERRO-GUÍA

- No me des de comer ni me llames cuando estoy trabajando.
- Los silbidos me distraen.
- Si quieres saludarme pregunta primero a la persona.
- No dejes tu perro suelto cerca de mí. Intenta controlarle.
- Para dar una indicación a mi dueño, no tires de la correa ni me agarres del arnés.
- Recuerda que soy los ojos de una persona. No impidas mi paso a los establecimientos ni transportes. La ley me ampara.
- No me tengas miedo. Ni soy agresivo ni transmito enfermedades.
- Si cuando vas conduciendo ves que intento cruzar, ten precaución y para a una distancia suficiente para no asustarme.
- Facilítame una ubicación cómoda en los transportes públicos.
- Somos perros limpios. El pis y las cacas siempre lejos de las aceras en los lugares adecuados.

Gracias a la gran labor social de ONCE más de mil perros guía conducen a personas ciegas por nuestras calles de forma más segura y autónoma.


Para saber más: http://perrosguia.once.es/
Fotografías: Rubén García Blázquez

1 comentario:

  1. Gracias por este artículo. Muy bien escrito, muy profundo y muy completo.

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