"...Cuando cayó la noche y volvía a su cama, un viejo trapo peludo, miró una flor y en ella vió reflejados los rasgados ojos de la golondrina. Febril, fué al lago a beber agua, y en el agua también encontró a la golondrina que le sonreía. Y la reconoció en cada hoja, en cada gota de rocío, en cada rayo del sol crepuscular, en cada sombra de la noche que llegaba. Después, la descubrió vestida de plata en la luna llena, para la cual maulló y maulló dolorido. Ya era muy tarde cuando consiguió dormir. Soñó con la golondrina. Era la primera vez que soñaba desde hacía ya muchos años."
"...voló cerca, sobre el gato manchado, y lo tocó levemente con su ala izquierda. El podía oír los latidos del pequeño corazón de la golondrina Sinhá. Ella comenzó a elevarse y desde lejos lo miró. Era el último día de verano." Jorge Amado
Cada 3 segundos...
Cada 3 segundos el mundo pierde a un niño por causas que podrían haberse evitado.
(campaña de la ONG International Children´s Fund con motivo del día universal del niño)
Las cosas del Verano
Como no he escrito nada en todo el Verano y ya hay quien me lo ha reprochado, voy a dar un repaso a lo que han sido estos meses. Estos son los mejores momentos del verano 2012 (¡¡Grandes éxitos!!):
Empecé el veranito con una gastroenteritis que casi acaba conmigo. Los análisis de sangre que me hicieron (odio con todas mis fuerzas que me saquen sangre, me da pavor, y no salgo corriendo porque me da vergüenza ser tan mayorcita y que me den crisis de pánico cuando veo la aguja incrustarse en mi brazo…), salieron un poco mal, con el ácido úrico alto, otras cosas que se llaman monocitos (y que no sé para qué sirven) también altos, el potasio bajo…el caso es que me puse a régimen de pollo, arroz, patata, y jamón de york.
Y mucho yogur. Hasta casi aborrecerlo. Y en el yogur del desayuno y en el de la cena le echaba unos sobrecitos de Lactobacillus (o sea bichejos gusaniles como podeis ver en la foto), según el médico, para reponer la flora intestinal.
También bebía Acuarius, bebida para peces.
La fauna local, a pesar de que llevé una repugnante muestra en un botecito de plástico (¡qué patético!) no se pudo identificar. No hice foto de la muestra.
Una vez superada la gastroenteritis y recuperada la confianza en mis intestinos, empezamos con las plagas:
Primero plaga de moscas. Por culpa de la gallinaza.
Esto de la gallinaza no es otra cosa que caca de gallina. Por lo visto, los agricultores la usan a veces para abonar. Este verano les dio por usar el invento y ocasionaron una plaga que se recordará durante años por toda la comarca.
Yo, que siempre he sido un poco zen y aunque no creo en la reencarnación tampoco la descarto (esto es habitual en mí para casi todo), me he pasado la vida salvando moscas, arañas, ratones, e incluso avispas, por si acaso eran conocidas de una vida anterior. El caso es que la cocina se me llenó de moscas. Cientos. Miles. Qué asco. Cocinando rodeada de moscas.
Como no quiero usar insecticida para no envenenar a mis gatas, y todavía me rondaba la cabeza eso de la reencarnación, compré un ahuyentador electrónico. Ni caso. Yo creo que venían más.
Lo de poner una bolsa de plástico con agua no funciona, por mucho que digan.
Entonces después de mucho sufrir y con muchos remordimientos de conciencia, me compré un cacharro de esos con una luz azul que las achicharra. No se quemó ni una. También tengo una mano de plástico de las que venden en los chinos, y llegué a matar 44 moscas en diez minutos.
Ya desesperada y sobrepasada del todo, me compré unas tiras adhesivas y colgué una en la lámpara de la cocina. Esto ha sido de lo peor. Repugnante. Se iban quedando pegadas, cientos de moscas zumbando hasta morir. Estuve unos días que no quería entrar en la cocina por no verlo. Qué espectáculo dantesco. No quedó ni una.
Después vino la segunda plaga: las hormigas. Aquí ya no me plantee nada porque no podía más. Simplemente exterminio.
Y es que con todo esto que os he contado lo único que me ha apetecido este verano ha sido comer y dormir. Bueno, y jugar a los “cocomonos” (un juego de ordenador que se llama “Jewel Quest”, pero mi marido le llama así…” ¿ya estás otra vez con los cocomonos?”). Es de esos juegos adictivos que se te fijan en la corteza cerebral, y por la noche, con los ojos cerrados en la cama, sigues viendo a los cocomonos bajar lentamente por tu pantalla mental en negro, y tratas de colocarlos….. El caso es que lo del pie se me pasó en unos días. Ya lo tengo casi normal. Y me estoy quitando de los cocomonos muy poco a poco, como si fueran una droga dura.
La tercera gata está bien, salvo que quiere estar todo el día y toda la noche en la calle, la muy pendón, y maúlla lastimeramente hasta altas horas de la madrugada suplicando que le deje salir a pesar de que ha estado todo el día fuera. Al rato cedo y la dejo salir. Si alguna vez llego a ser madre me parece que voy a ser demasiado blanda, porque al final me da pena y no sé poner disciplina.
He leído algunas cosas en el ebook este verano:
Empecé con “50 sombras de Grey“.
Lo ponían muy bien en los foros, por lo visto es un best seller y ha arrasado en ventas.
No me ha gustado nada. Todo el rato folleteando y azotándose (es que va de sadomaso).
Me había bajado la segunda y la tercera parte (encima es una trilogía), pero los he borrado, porque leído el primero, los demás serán igualmente cansinos. Es que a mi eso de los azotes y las cuerdas no me erotiza nada, mas bien me pone de mala leche.
Luego me pasé a un libro que se llama “El mayor secreto del mundo” de David Icke. Este tenía buena pinta, y me leí las primeras páginas con cierto entusiasmo.
Hablaba de extraterrestres en la antigüedad y como ese tema me gusta, me propuse pasar un buen rato leyéndolo.
Después de las primeras páginas empezó con las conspiraciones planetarias, con una densidad de datos, no sé si ciertos o inventados o a medias, abrumadora.
Después continuó explicando que en realidad el mundo está dominado por extraterrestres reptiles, (sí, como en la serie aquella “V”), y que George Bush y la reina de Inglaterra son una especie de lagartos a los que se les puede ver su verdadera cara si te coges un pedo de pastillas o bebes mucho (¡con testigos de gran credibilidad!). Dejé este libro justo cuando empezaba a explicar la muerte de Lady Di por culpa de los marcianos reptilianos que gobiernan el mundo. Primero moscas, luego hormigas y ahora reptiles. No puedo con tanto bicho junto.
Luego me he leído “22/11/63” de Stephen King.
Ochocientas y pico páginas que me he devorado en pocos días. Me ha gustado mucho mucho, como casi todo lo que leo de él.
Trata de viajes en el tiempo, de lo que podríamos cambiar si pudieramos ir hacia atrás y sus consecuencias. Como trasfondo, el asesinato de JFK y la vida en Estados Unidos allá por los primeros años 60.
Al mismo tiempo empecé con “Nacer mujer en China” de Xinran.
Lo he dejado a la mitad. No consigo meterme en el meollo de este libro, no me gusta nada, me parece un folletín oriental que se me ha atragantado en el capitulo 2.
Tampoco me gustó demasiado "Las hijas de Yan Tse", y lo siento mucho porque estos temas me interesan bastante por razones obvias.
Me sigue gustando más Amy Tan
Después he leído “Entra en mi vida” de Clara Sánchez.
Estupendo. Ya había leído “Lo que esconde tu nombre” de la misma autora. Excelente.
Me he bajado otro que se llama “Presentimientos” y que pienso empezar en breve.
Ahora estoy leyendo “Gataca” de Franck Thilliez.
No va de una gata grande sino que es una novela negra, de crímenes y policías a tope.
Me está enganchando. Me bajé también “El síndrome E” del mismo autor y espero leerlo también en breve.
Y este ha sido, muy resumido, mi verano del 2012. En Octubre espero tomarme la revancha y que nos podamos marchar unos días a la playa, a comer, dormir y leer. M. y yo, los dos únicos bichos a la orillita del mar. Como a mi me gusta.
Empecé el veranito con una gastroenteritis que casi acaba conmigo. Los análisis de sangre que me hicieron (odio con todas mis fuerzas que me saquen sangre, me da pavor, y no salgo corriendo porque me da vergüenza ser tan mayorcita y que me den crisis de pánico cuando veo la aguja incrustarse en mi brazo…), salieron un poco mal, con el ácido úrico alto, otras cosas que se llaman monocitos (y que no sé para qué sirven) también altos, el potasio bajo…el caso es que me puse a régimen de pollo, arroz, patata, y jamón de york.
Y mucho yogur. Hasta casi aborrecerlo. Y en el yogur del desayuno y en el de la cena le echaba unos sobrecitos de Lactobacillus (o sea bichejos gusaniles como podeis ver en la foto), según el médico, para reponer la flora intestinal.
También bebía Acuarius, bebida para peces.
La fauna local, a pesar de que llevé una repugnante muestra en un botecito de plástico (¡qué patético!) no se pudo identificar. No hice foto de la muestra.
Una vez superada la gastroenteritis y recuperada la confianza en mis intestinos, empezamos con las plagas:
Primero plaga de moscas. Por culpa de la gallinaza.
Esto de la gallinaza no es otra cosa que caca de gallina. Por lo visto, los agricultores la usan a veces para abonar. Este verano les dio por usar el invento y ocasionaron una plaga que se recordará durante años por toda la comarca.
Yo, que siempre he sido un poco zen y aunque no creo en la reencarnación tampoco la descarto (esto es habitual en mí para casi todo), me he pasado la vida salvando moscas, arañas, ratones, e incluso avispas, por si acaso eran conocidas de una vida anterior. El caso es que la cocina se me llenó de moscas. Cientos. Miles. Qué asco. Cocinando rodeada de moscas.
Como no quiero usar insecticida para no envenenar a mis gatas, y todavía me rondaba la cabeza eso de la reencarnación, compré un ahuyentador electrónico. Ni caso. Yo creo que venían más.
Lo de poner una bolsa de plástico con agua no funciona, por mucho que digan.
Entonces después de mucho sufrir y con muchos remordimientos de conciencia, me compré un cacharro de esos con una luz azul que las achicharra. No se quemó ni una. También tengo una mano de plástico de las que venden en los chinos, y llegué a matar 44 moscas en diez minutos.
Ya desesperada y sobrepasada del todo, me compré unas tiras adhesivas y colgué una en la lámpara de la cocina. Esto ha sido de lo peor. Repugnante. Se iban quedando pegadas, cientos de moscas zumbando hasta morir. Estuve unos días que no quería entrar en la cocina por no verlo. Qué espectáculo dantesco. No quedó ni una.
Después vino la segunda plaga: las hormigas. Aquí ya no me plantee nada porque no podía más. Simplemente exterminio.
Después de esto, el pie que me empieza a doler. Sólo el pie izquierdo. Hinchado como una morcilla. ¿La venganza de los espíritus de las moscas? ¿tendinitis? Quién sabe, probablemente. Quizá ocasionada por sobrepeso.
Y es que con todo esto que os he contado lo único que me ha apetecido este verano ha sido comer y dormir. Bueno, y jugar a los “cocomonos” (un juego de ordenador que se llama “Jewel Quest”, pero mi marido le llama así…” ¿ya estás otra vez con los cocomonos?”). Es de esos juegos adictivos que se te fijan en la corteza cerebral, y por la noche, con los ojos cerrados en la cama, sigues viendo a los cocomonos bajar lentamente por tu pantalla mental en negro, y tratas de colocarlos….. El caso es que lo del pie se me pasó en unos días. Ya lo tengo casi normal. Y me estoy quitando de los cocomonos muy poco a poco, como si fueran una droga dura.
Mi amiga Lola se queda con dos gatitas que encuentran en el campo (bueno, encuentran más, pero se queda con dos). Se llaman Destino y Hada en chino y vietnamita, pero no me acuerdo como se escribe.
Aunque solo las conozco por foto, me enamoro de ellas (como era previsible). De su hija también, aunque de ella ya estaba enamorada de antes. En una foto preciosa Destino bosteza y Hada juega. Como la vida misma.
Luego veo por la tele lo del Ecce Homo de Borja. Me he reído mucho con esto. Creo que ha sido lo más gracioso del verano. Veo otras muchas cosas por la tele, algunas terribles y monstruosas, que no voy a poner aquí para no frivolizar.
Una gata con tos. El veterinario le pone antibiótico y se le pasa un poco la tos pero empieza con la consiguiente diarrea. (Igual que yo cuando tomo antibióticos). (Es que esta gata se parece a mí, nos pasan las mismas cosas o parecidas, somos almas gemelas en la salud y en la enfermedad).
El caso es que llevo una semana recogiendo de la caja de arena cacas espantosas.
La otra gata con los ojos rojos como Drácula. Será conjuntivitis. No sé, ya me dirá el veterinario.
He leído algunas cosas en el ebook este verano:
Empecé con “50 sombras de Grey“.
Lo ponían muy bien en los foros, por lo visto es un best seller y ha arrasado en ventas.
No me ha gustado nada. Todo el rato folleteando y azotándose (es que va de sadomaso).
Me había bajado la segunda y la tercera parte (encima es una trilogía), pero los he borrado, porque leído el primero, los demás serán igualmente cansinos. Es que a mi eso de los azotes y las cuerdas no me erotiza nada, mas bien me pone de mala leche.
Luego me pasé a un libro que se llama “El mayor secreto del mundo” de David Icke. Este tenía buena pinta, y me leí las primeras páginas con cierto entusiasmo.
Hablaba de extraterrestres en la antigüedad y como ese tema me gusta, me propuse pasar un buen rato leyéndolo.
Después de las primeras páginas empezó con las conspiraciones planetarias, con una densidad de datos, no sé si ciertos o inventados o a medias, abrumadora.
Después continuó explicando que en realidad el mundo está dominado por extraterrestres reptiles, (sí, como en la serie aquella “V”), y que George Bush y la reina de Inglaterra son una especie de lagartos a los que se les puede ver su verdadera cara si te coges un pedo de pastillas o bebes mucho (¡con testigos de gran credibilidad!). Dejé este libro justo cuando empezaba a explicar la muerte de Lady Di por culpa de los marcianos reptilianos que gobiernan el mundo. Primero moscas, luego hormigas y ahora reptiles. No puedo con tanto bicho junto.
Luego me he leído “22/11/63” de Stephen King.
Ochocientas y pico páginas que me he devorado en pocos días. Me ha gustado mucho mucho, como casi todo lo que leo de él.
Trata de viajes en el tiempo, de lo que podríamos cambiar si pudieramos ir hacia atrás y sus consecuencias. Como trasfondo, el asesinato de JFK y la vida en Estados Unidos allá por los primeros años 60.
Al mismo tiempo empecé con “Nacer mujer en China” de Xinran.
Lo he dejado a la mitad. No consigo meterme en el meollo de este libro, no me gusta nada, me parece un folletín oriental que se me ha atragantado en el capitulo 2.
Tampoco me gustó demasiado "Las hijas de Yan Tse", y lo siento mucho porque estos temas me interesan bastante por razones obvias.
Me sigue gustando más Amy Tan
Después he leído “Entra en mi vida” de Clara Sánchez.
Estupendo. Ya había leído “Lo que esconde tu nombre” de la misma autora. Excelente.
Me he bajado otro que se llama “Presentimientos” y que pienso empezar en breve.
Ahora estoy leyendo “Gataca” de Franck Thilliez.
No va de una gata grande sino que es una novela negra, de crímenes y policías a tope.
Me está enganchando. Me bajé también “El síndrome E” del mismo autor y espero leerlo también en breve.
Y este ha sido, muy resumido, mi verano del 2012. En Octubre espero tomarme la revancha y que nos podamos marchar unos días a la playa, a comer, dormir y leer. M. y yo, los dos únicos bichos a la orillita del mar. Como a mi me gusta.
Una nueva artista
Os presento a una nueva artista. Se llama Alejandra Meconcelli Iglesias. Estoy orgullosa de ella (¡es mi sobrina!)
Aunque nos vemos poco, quiero decirle que tiene todo mi amor y mi respeto, y que no deje de dibujar porque lo hace muy bien y tiene la capacidad de emocionar (al menos a mi), lo cual es muy importante en una artista. Te quiero Ale.
Parecidos asombrosos
Siempre me han hecho gracia las imágenes de parecidos que aparecen en Internet.
Aquí van dos que me parecen estupendas:
Esta es una cabeza de mármol romana de 33 cm. de alto, del siglo II después de Cristo. Formaba parte de la esquina de un sarcófago romano y se le llama acrótera. Un coleccionista australiano llamado Graham Geddes la puso a la venta en la casa de subastas Bonham´s de Londres en 2008.
Esta escultura de un busto egipcio de una mujer de hace miles de años, (fue tallada entre 1550-1050 a.c.), se puede encontrar en el Field Museum de Chicago, dentro de la colección permanente “Inside Ancient Egypt” (“En el interior del antiguo Egipto”) donde se expone junto a otros objetos y momias. Está en el Museo desde 1988 y nadie le hacía demasiado caso, aunque desde la muerte de Michael parece que su popularidad ha aumentado considerablemente…
Aquí van dos que me parecen estupendas:
Esta es una cabeza de mármol romana de 33 cm. de alto, del siglo II después de Cristo. Formaba parte de la esquina de un sarcófago romano y se le llama acrótera. Un coleccionista australiano llamado Graham Geddes la puso a la venta en la casa de subastas Bonham´s de Londres en 2008.
Esta escultura de un busto egipcio de una mujer de hace miles de años, (fue tallada entre 1550-1050 a.c.), se puede encontrar en el Field Museum de Chicago, dentro de la colección permanente “Inside Ancient Egypt” (“En el interior del antiguo Egipto”) donde se expone junto a otros objetos y momias. Está en el Museo desde 1988 y nadie le hacía demasiado caso, aunque desde la muerte de Michael parece que su popularidad ha aumentado considerablemente…
Matrioshka
Había una vez en Rusia, un carpintero bueno llamado Serguei, que se ganaba la vida tallando instrumentos musicales y juguetes de madera.
Vivía sólo, cerca de un bosque, y todas las semanas salía a buscar madera con la que tallar sus preciosos objetos.
Una fría mañana de invierno, caminando sobre la nieve, empezó a desesperar, ya que toda la madera que encontraba estaba húmeda y no le servía para trabajar, mas cuando estaba a punto de desistir y volver a casa, algo le llamó la atención en un árbol.
Cuando se acercó, contempló con asombro que se trataba del trozo de madera más bello y de mejor calidad que hubiera visto jamás.
Emocionado por su buena suerte, lo llevó a su casa, y durante muchos días y muchas noches lo contemplaba, pensando qué construir con una madera tan preciosa. Le daba vueltas entre sus manos, hasta que por fin, decidió que tallaría una muñeca, la más bella del mundo. Y así lo hizo.
Cuando estuvo terminada, le pareció tan bonita que decidió quedársela y que le acompañara en su soledad. “Te llamaré Matrioshka” dijo.
Por las mañanas, antes de ponerse a trabajar, saludaba a la muñeca y le decía “Buenos días, mi preciosa Matrioshka”. Y por las noches, antes de dormir le decía “Buenas noches, bella, que descanses”.
Y una mañana, después de saludar a la muñeca, ésta le contestó: “Buenos días, Serguei”. Su asombro fue mayúsculo, pero, lejos de asustarse, se alegró porque por fin tendría alguien con quien compartir sus largas horas de soledad.
El carpintero y la muñeca vivieron juntos durante algún tiempo, felices, compartiendo pensamientos, largas conversaciones y risas.
Hasta que un día a Serguei le pareció que la muñequita tenía una expresión de tristeza en su bella cara pintada. “¿Qué te sucede?...¿porqué estás triste?” le preguntó con la angustia propia de los que aman.
Matrioshka le contó entonces que su tristeza se debía a su deseo de ser madre. “Todo el mundo tiene hijos, y mi deseo sería tener un hijo o una hija para cuidarlo y protegerlo, para darle amor y compartir mi vida con él”.
Después de una noche sin dormir, dándole vueltas a su cabeza, Serguei habló con Matrioshka, y le explicó que para realizar su deseo debería abrirla para sacar madera de ella, y que el proceso sería doloroso. “No me importa sufrir” contestó ella “En la vida a veces hay que hacer pequeños sacrificios para conseguir lo que se anhela”.
Y conteniendo la respiración, pero con sus manos firmes de carpintero, Serguei extrajo, del centro mismo de la muñeca, un precioso trozo de madera, que talló y pintó hasta darle la forma de otra preciosa muñequita. La llamó Trioshka, y fueron felices los tres durante un tiempo.
Pero un día Trioshka le dijo que ella también quería ser madre. Y a Serguei, no le quedó más remedio que realizar la misma operación y sacar de ella una muñequita muy pequeñita, a la que llamó Oshka.
Y esta última también quería descendencia.
Y Serguei se dio cuenta de que apenas quedaba ya madera dentro de Oshka para realizar lo que le pedía.
Entonces, con mucha delicadeza, extrajo de su interior un último trocito de madera, lo talló con cuidado, y le dio forma de muñeco diminuto. Por si cabía alguna duda, le pintó unos largos bigotes y le puso frente al espejo: “Tú te llamas Ka, y como eres un hombre, no puedes tener hijos.”
Después, con una sonrisa, metió al pequeño Ka dentro de Oshka, a Oshka dentro de Trioshka, y a Trioshka dentro de Matrioshka.
Al día siguiente, para desolación de Serguei y de forma misteriosa, Matrioshka, con toda su familia dentro, desapareció. Lo que ocurrió después es ya otra historia….
(Este cuento está inspirado en una obra del escritor búlgaro Dimiter Inkiow).
El popular juego ruso de muñecas se llama Матрешка, es decir, Matrioshka.
La palabra deriva del nombre Матрена (Matriona), común en tiempos previos a la revolución comunista en las provincias del país.
Matriona, adicionalmente, esta emparentada con la palabra latina para Madre, Mater.
El nombre Matriona se asociaba en ese tiempo con mujeres de descendencia numerosa, corpulentas y de buena salud lo que explica por si solo porque esta artesanía pasó a denominarse Matrioshka (diminutivo de Matriona).
Se trata de las tradicionales muñecas rusas, creadas en 1890 cuya originalidad consiste en que están huecas por dentro, de manera que en su interior albergan una nueva muñeca, y ésta a su vez otra, y ésta a otra… en un número variable que puede ir desde cinco hasta el número que se desee, siempre y cuando sea un número impar, aunque por la dificultad volumétrica es raro que pasen de veinte.
La Matrioshka con más muñecas que se conoce tiene setenta y cinco unidades.
Son multicolores y a veces sostienen recipientes o jarrones. A veces las muñecas son iguales entre sí excepto por la expresión de sus caras o el recipiente que sostienen.
El origen de las primeras Matrioshkas habría que buscarlo en Japón, de donde se llevaron a Rusia los primeros ejemplares. En Rusia ya existía la tradición de crear objetos artesanales dentro de otros (huevos de Pascua como los de Fabergé), así que empezaron enseguida a fabricar sus propias muñecas dotándolas de elementos propios de su cultura.
Generalmente están hechas de madera de tilo, debido a la ligereza y textura de este material.
Los árboles que se destinan para realizar Matrioshkas son cortados por el mes de Abril, que es cuando tienen más savia.
Luego de ser cortada en bloques y procesados por al menos dos años, un maestro maderero realiza la elección de las piezas de que se servirá para la creación de las muñecas.
Todas las muñecas incluidas en una Matrioshka deben ser construidas a partir del mismo bloque de madera, pues la expansión y contracción de la madera —así como la humedad— son características únicas que varían de bloque a bloque.
La primera figura en ser tallada es la más pequeña siendo esta la que dará a las otras la medida. Luego, la parte inferior de la siguiente parte es tallada, dejando como último trabajo el aro superior que se unirá con la parte superior de la muñeca.
El proceso continúa hasta que se hayan concluido todas las muñecas. Una vez que se tiene la parte superior e inferior, se las une sobre la pieza anterior y se la deja secar, esto con el fin de lograr que la unión entre las piezas sea firme.
El trabajo de tornear las piezas y lograr que encajen una con otra es bastante dificultoso y requiere mucha habilidad, tomando en cuenta el hecho que no se toman medidas de ninguna clase durante este proceso.
La madera al finalizar el torneado es blanca, debido a su procedencia, y es tratada con aceite para aislar a la madera de los cambios externos de humedad y para que la misma humedad de la madera no escape; luego se aplica una base de pintura y se deja reposar.
Vivía sólo, cerca de un bosque, y todas las semanas salía a buscar madera con la que tallar sus preciosos objetos.
Una fría mañana de invierno, caminando sobre la nieve, empezó a desesperar, ya que toda la madera que encontraba estaba húmeda y no le servía para trabajar, mas cuando estaba a punto de desistir y volver a casa, algo le llamó la atención en un árbol.
Cuando se acercó, contempló con asombro que se trataba del trozo de madera más bello y de mejor calidad que hubiera visto jamás.
Emocionado por su buena suerte, lo llevó a su casa, y durante muchos días y muchas noches lo contemplaba, pensando qué construir con una madera tan preciosa. Le daba vueltas entre sus manos, hasta que por fin, decidió que tallaría una muñeca, la más bella del mundo. Y así lo hizo.
Cuando estuvo terminada, le pareció tan bonita que decidió quedársela y que le acompañara en su soledad. “Te llamaré Matrioshka” dijo.
Por las mañanas, antes de ponerse a trabajar, saludaba a la muñeca y le decía “Buenos días, mi preciosa Matrioshka”. Y por las noches, antes de dormir le decía “Buenas noches, bella, que descanses”.
Y una mañana, después de saludar a la muñeca, ésta le contestó: “Buenos días, Serguei”. Su asombro fue mayúsculo, pero, lejos de asustarse, se alegró porque por fin tendría alguien con quien compartir sus largas horas de soledad.
El carpintero y la muñeca vivieron juntos durante algún tiempo, felices, compartiendo pensamientos, largas conversaciones y risas.
Hasta que un día a Serguei le pareció que la muñequita tenía una expresión de tristeza en su bella cara pintada. “¿Qué te sucede?...¿porqué estás triste?” le preguntó con la angustia propia de los que aman.
Matrioshka le contó entonces que su tristeza se debía a su deseo de ser madre. “Todo el mundo tiene hijos, y mi deseo sería tener un hijo o una hija para cuidarlo y protegerlo, para darle amor y compartir mi vida con él”.
Después de una noche sin dormir, dándole vueltas a su cabeza, Serguei habló con Matrioshka, y le explicó que para realizar su deseo debería abrirla para sacar madera de ella, y que el proceso sería doloroso. “No me importa sufrir” contestó ella “En la vida a veces hay que hacer pequeños sacrificios para conseguir lo que se anhela”.
Y conteniendo la respiración, pero con sus manos firmes de carpintero, Serguei extrajo, del centro mismo de la muñeca, un precioso trozo de madera, que talló y pintó hasta darle la forma de otra preciosa muñequita. La llamó Trioshka, y fueron felices los tres durante un tiempo.
Pero un día Trioshka le dijo que ella también quería ser madre. Y a Serguei, no le quedó más remedio que realizar la misma operación y sacar de ella una muñequita muy pequeñita, a la que llamó Oshka.
Y esta última también quería descendencia.
Y Serguei se dio cuenta de que apenas quedaba ya madera dentro de Oshka para realizar lo que le pedía.
Entonces, con mucha delicadeza, extrajo de su interior un último trocito de madera, lo talló con cuidado, y le dio forma de muñeco diminuto. Por si cabía alguna duda, le pintó unos largos bigotes y le puso frente al espejo: “Tú te llamas Ka, y como eres un hombre, no puedes tener hijos.”
Después, con una sonrisa, metió al pequeño Ka dentro de Oshka, a Oshka dentro de Trioshka, y a Trioshka dentro de Matrioshka.
Al día siguiente, para desolación de Serguei y de forma misteriosa, Matrioshka, con toda su familia dentro, desapareció. Lo que ocurrió después es ya otra historia….
(Este cuento está inspirado en una obra del escritor búlgaro Dimiter Inkiow).
El popular juego ruso de muñecas se llama Матрешка, es decir, Matrioshka.
La palabra deriva del nombre Матрена (Matriona), común en tiempos previos a la revolución comunista en las provincias del país.
Matriona, adicionalmente, esta emparentada con la palabra latina para Madre, Mater.
El nombre Matriona se asociaba en ese tiempo con mujeres de descendencia numerosa, corpulentas y de buena salud lo que explica por si solo porque esta artesanía pasó a denominarse Matrioshka (diminutivo de Matriona).
Se trata de las tradicionales muñecas rusas, creadas en 1890 cuya originalidad consiste en que están huecas por dentro, de manera que en su interior albergan una nueva muñeca, y ésta a su vez otra, y ésta a otra… en un número variable que puede ir desde cinco hasta el número que se desee, siempre y cuando sea un número impar, aunque por la dificultad volumétrica es raro que pasen de veinte.
La Matrioshka con más muñecas que se conoce tiene setenta y cinco unidades.
Son multicolores y a veces sostienen recipientes o jarrones. A veces las muñecas son iguales entre sí excepto por la expresión de sus caras o el recipiente que sostienen.
El origen de las primeras Matrioshkas habría que buscarlo en Japón, de donde se llevaron a Rusia los primeros ejemplares. En Rusia ya existía la tradición de crear objetos artesanales dentro de otros (huevos de Pascua como los de Fabergé), así que empezaron enseguida a fabricar sus propias muñecas dotándolas de elementos propios de su cultura.
Generalmente están hechas de madera de tilo, debido a la ligereza y textura de este material.
Los árboles que se destinan para realizar Matrioshkas son cortados por el mes de Abril, que es cuando tienen más savia.
Luego de ser cortada en bloques y procesados por al menos dos años, un maestro maderero realiza la elección de las piezas de que se servirá para la creación de las muñecas.
Todas las muñecas incluidas en una Matrioshka deben ser construidas a partir del mismo bloque de madera, pues la expansión y contracción de la madera —así como la humedad— son características únicas que varían de bloque a bloque.
La primera figura en ser tallada es la más pequeña siendo esta la que dará a las otras la medida. Luego, la parte inferior de la siguiente parte es tallada, dejando como último trabajo el aro superior que se unirá con la parte superior de la muñeca.
El proceso continúa hasta que se hayan concluido todas las muñecas. Una vez que se tiene la parte superior e inferior, se las une sobre la pieza anterior y se la deja secar, esto con el fin de lograr que la unión entre las piezas sea firme.
El trabajo de tornear las piezas y lograr que encajen una con otra es bastante dificultoso y requiere mucha habilidad, tomando en cuenta el hecho que no se toman medidas de ninguna clase durante este proceso.
La madera al finalizar el torneado es blanca, debido a su procedencia, y es tratada con aceite para aislar a la madera de los cambios externos de humedad y para que la misma humedad de la madera no escape; luego se aplica una base de pintura y se deja reposar.
Aeropuerto
Aeropuerto de Madrid - Barajas
El autor de este Timelapse es Luis Caldevilla al que admiro muchísimo. Otros trabajos suyos en:
luiscaldevilla.com
El autor de este Timelapse es Luis Caldevilla al que admiro muchísimo. Otros trabajos suyos en:
luiscaldevilla.com
Ya no.
A mi me caían bien. No es que fuera monárquica acérrima, pero me parecía que desempeñaban un papel bueno, fundamental y cohesionador. Que trabajaban como embajadores de nuestro país y lo hacían bien.
Pero ya no. Lo del yerno no tiene nombre. Lo del nieto y su pie agujereado por disparo de rifle es de sainete. Y por esto ya no paso. Esta foto tiene la culpa.
Qué salvajada, no tengo palabras. He leido que para cazar un elefante en Botswana hay que gastarse una pasta enorme. El está muy afligido y preocupado por la crisis que nos azota. Y aunque sea una actividad privada, aunque cada uno hace con su dinero y su tiempo lo que le da la gana, a mi me parece absolutamente inmoral.
Un elefante muerto y un rey en caída libre. No seré yo la que lo justifique. Una decepción. No voy a decir más.
Y unos días después....pide perdón. Aunque no se sabe muy bien si la disculpa es por matar al elefante (y a los Ñu y otros animalitos que se ha ido cargando en su amplia trayectoria como cazador), por no tener un comportamiento "ejemplar" en tiempos de crisis, por aceptar regalos sin que sepamos a cambio de qué (dicen que esta cacería era un regalo y que él no ha pagado) o porque, como se ha roto la cadera y se la han tenido que recomponer, nos hemos enterado de "a qué dedica el tiempo libre" y no nos gusta la foto.
Y dice que no se volverá a repetir. ¿Lo de la caza mayor? ¿lo de dejarse invitar? ¿lo de romperse la cadera? ¿hacerse fotos?
Me parece bien que pida disculpas, aunque también me produce una extraña sensación de "vergüenza ajena", como cuando pillas a un niño haciendo algo que no está bien y pide perdón por temor al castigo. A mi ya no me gusta nada.
Majestad, aunque quiera perdonarle, sigo decepcionada.
Pero ya no. Lo del yerno no tiene nombre. Lo del nieto y su pie agujereado por disparo de rifle es de sainete. Y por esto ya no paso. Esta foto tiene la culpa.
Qué salvajada, no tengo palabras. He leido que para cazar un elefante en Botswana hay que gastarse una pasta enorme. El está muy afligido y preocupado por la crisis que nos azota. Y aunque sea una actividad privada, aunque cada uno hace con su dinero y su tiempo lo que le da la gana, a mi me parece absolutamente inmoral.
Un elefante muerto y un rey en caída libre. No seré yo la que lo justifique. Una decepción. No voy a decir más.
Y unos días después....pide perdón. Aunque no se sabe muy bien si la disculpa es por matar al elefante (y a los Ñu y otros animalitos que se ha ido cargando en su amplia trayectoria como cazador), por no tener un comportamiento "ejemplar" en tiempos de crisis, por aceptar regalos sin que sepamos a cambio de qué (dicen que esta cacería era un regalo y que él no ha pagado) o porque, como se ha roto la cadera y se la han tenido que recomponer, nos hemos enterado de "a qué dedica el tiempo libre" y no nos gusta la foto.
Y dice que no se volverá a repetir. ¿Lo de la caza mayor? ¿lo de dejarse invitar? ¿lo de romperse la cadera? ¿hacerse fotos?
Me parece bien que pida disculpas, aunque también me produce una extraña sensación de "vergüenza ajena", como cuando pillas a un niño haciendo algo que no está bien y pide perdón por temor al castigo. A mi ya no me gusta nada.
Majestad, aunque quiera perdonarle, sigo decepcionada.
Donde habite el olvido.
Donde habite el olvido,
en los vastos jardines sin aurora;
donde yo sólo sea
memoria de una piedra sepultada entre ortigas
sobre la cual el viento escapa a sus insomnios.
Donde mi nombre deje
al cuerpo que designa en brazos de los siglos,
donde el deseo no exista.
En esa gran región donde el amor, ángel terrible,
no esconda como acero
en mi pecho su ala,
sonriendo lleno de gracia aérea mientras crece el tormento.
Allí donde termine este afán que exige un dueño a imagen suya,
sometiendo a otra vida su vida,
sin más horizonte que otros ojos frente a frente.
Donde penas y dichas no sean más que nombres,
cielo y tierra nativos en torno de un recuerdo;
donde al fin quede libre sin saberlo yo mismo,
disuelto en niebla, ausencia,
ausencia leve como carne de niño.
Allá, allá lejos;
donde habite el olvido.
(Luis Cernuda)
Lugares abandonados, olvidados. En ocasiones convertidos en testigos de otros tiempos, en didácticos museos. O en estrafalarios museos. Otras veces sugiriendo horror, destrucción. Algunos me han impresionado mucho. Por muy distintas razones he elegido siete lugares, y aquí están:
El cementerio de libros.
Desolador, triste. Este lugar, fue hace 20 años, un depósito municipal de libros escolares en Detroit.
Esta ciudad americana ha ido en declive desde los años cincuenta y en ella abundan los edificios vacíos.
La corrupción y dejadez de la administración terminaron por convertirlos en edificios fantasma.
Las fotos son de J. Griffioen (Sweet Juniper). Y si quieres ver más puedes hacerlo en la galería del mismo autor en Flick, aunque advierto que duelen.
La iglesia superviviente.
En Febrero de 1943, una erupción volcánica en el estado mexicano de Michoacán se llevó por delante los pueblos de Paricutín y San Juan Parangaricutiro entre otros.
El volcán protagonista de aquella destrucción y al que después llamaron Paricutín, como una de las poblaciones que arrasó, nació por sorpresa en una llanura donde hasta entonces no se conocía actividad volcánica alguna.
De pronto, se escuchó un fuerte temblor, la tierra se abrió y empezó a escupir vapor y piedras.
Al cabo de una semana, la montaña de ceniza ya alcanzaba los 50 metros y continuó creciendo hasta alcanzar los 600 metros de altura.
La erupción permaneció activa durante 9 años, hasta 1952.
Los ríos de lava crearon una falda de roca de varios kilómetros alrededor del cráter y cubrieron una superficie de 40 kilómetros cuadrados.
Actualmente el volcán tiene una altura de 3,170 m. sobre el nivel del mar.
Sin embargo, no hubo que lamentar víctimas humanas: hubo tiempo para evacuar a todo el mundo.
Sólo hubo algo que la lava respetó: la estructura de la iglesia de San Juan, sitiada por la piedra volcánica y que se convirtió, con el paso del tiempo, en atracción turística.
La estación de Canfranc.
En 1928 fue inaugurada la magnífica estación de Canfranc, en Huesca, por el rey de España Alfonso XIII. No es un edificio viejo y bonito cualquiera sino una emblemática estación de tren, parte de nuestro patrimonio cultural, al ser un lugar que suponía el paso entre Francia y España por el que han ocurrido muchas cosas que reflejan la historia de años atrás.
La magnífica estación, de estilo modernista y aire palaciego, era entonces la mayor de España y la segunda de Europa. Su majestuosa arquitectura, fue imitada en algunas estaciones como la de Atocha en Madrid (la antigua, claro).
En su interior albergaba un hotel de lujo, casino, agencia de aduanas, una oficina del Banco de España, cantina y enfermería.
Era una enorme estación que contaba con 240 metros de longitud, 75 puertas a cada lado, tres alturas, letreros bilingües y vías con el ancho europeo a un lado y con la anchura española al otro. En la misma estación se podía ver la parte francesa y la española tan sólo separadas por unos metros y la aduana.
Y como curiosidad, la estructura del edificio se realizó de hormigón armado, material de gran novedad por aquellos años.
Ocho años después de su inauguración, se cerró por la Guerra Civil.
En 1940 se reabrió y fue testigo del paso de los trenes suizos en que los nazis transportaban el oro de los judíos hacia Madrid o Lisboa. Con él nos pagaban el wolframio que les vendíamos.
Durante la segunda guerra mundial el ambiente era muy tenso allí ya que las SS vigilaban y detenían a aquellos que pillaban pasando a judíos.
Y todo esto ocurría en un precioso escenario decorado tipo Art Decó, con grandes escalinatas de madera y columnas enyesadas con diversos adornos.
La estación fue un eje de comunicaciones relativamente importante, por allí pasaron peregrinos hacia Lourdes, mercancías de todo tipo… pero la rotura del puente francés de LŽEstanguet en 1970, tuvo como consecuencia el cierre del paso internacional, y el deterioro progresivo de la estación.
Actualmente, y con razón, es uno de los edificios históricos más importantes de España y está declarado como bien de interés cultural desde el año 2002. (Fue una de las localizaciones de la película “Doctor Zhivago”).
A finales de los 90 se decide llevar a cabo su restauración, abriéndose un polémico concurso de méritos. Son necesarios millones de euros. La restauración genera todavía más polémica, ya que parece ser que se destruyen algunas características emblemáticas del edificio que podían haber sido restauradas sin mayor problema, ya que según los estudios realizados no se encontraban en situación de derribo (escaleras, columnas, carpintería y mobiliario de madera e incluso la cubierta de pizarra).
Denuncias, recursos judiciales, cambios en el proyecto, mucha indignación y orden de paralización de las obras.
Veo, con sorpresa, como, ya en Febrero de 2012, el Ayuntamiento convoca un concurso de “lluvia de ideas” para la estación y su entorno, en el que se premiará con 150 € en compras en establecimientos de Canfranc a:
1.- La idea más innovadora.
2.- La sostenibilidad social, económica y medioambiental.
3.- La realización en un plazo corto, y la posible ejecución en fases.
4.- La valorización de nuestra historia y patrimonio.
(No me lo invento, está en www.canfranc.es/anuncios.htm).
La estación fantasma de Chamberí.
El 17 de Octubre de 1919 Alfonso XIII inauguro en Madrid la primera línea de metro que recorría la distancia entre Sol y Cuatro Caminos, pasando por Ríos Rosas, Martínez Campos, Chamberí, Bilbao, Hospicio y Red de San Luis.
Pronto se dieron cuenta de la poca utilidad de la estación de Chamberí, obra del arquitecto Antonio Palacios, porque ya en aquellos tiempos el recorrido de la línea se realizaba en tan sólo 8 minutos, y poco después se demostró que una parada en ese punto no era rentable, ya que se encontraba a pocos metros de las estaciones colindantes y los trenes apenas podían mantener una velocidad aceptable para luego realizar la parada. Además fue también cuando los andenes de las estaciones se ampliaron de 60 a 90 metros.
El 21 de mayo de 1966, las autoridades clausuraron la estación. No fue algo demasiado preparado, y ocurrió como si tal cosa. El último trabajador de la estación cerró las puertas aquel domingo de primavera, y nunca más se abrieron. Allí quedaron las papeleras, con periódicos del día, los anuncios publicitarios de la época, los muebles y taquillas, y hasta billetes en las papeleras... todo quedó intacto aunque la estación fantasma acabó por ser vandalizada: rotura de cristales, pintadas…
En 2006 el Ayuntamiento de Madrid inicia su restauración, y la convierte en Museo en 2008.
Los trabajos permiten al público recorrer la estación, desde las taquillas hasta el andén. A lo largo del recorrido, el visitante descubre una estación de 1919 con todos sus elementos originales -paneles publicitarios de cerámica y el mobiliario de época- que se acompaña de documentación audiovisual sobre la historia del Metro. (Enlace: www.esmadrid.com/anden0)
El Mazinguer.
10 metros de fibra de vidrio. En una urbanización llamada “Mas de Plata”, en Tarragona. Se encuentra en medio de un pequeño pinar rodeado de chalés, a las afueras de un pueblo llamado Pla de Santa María.
A principios de los ochenta, alguien consideró que Mazinguer Z era una figura lo suficientemente emblemática y popular como para que presidiera la entrada al lugar.
Aunque la urbanización nunca se terminó del todo, allí quedó Mazinguer, oteando el horizonte. En ello está desde hace 25 años, ignorado por la mayoría hasta que hace pocos meses apareció en un programa de televisión. Al menos los vecinos se enorgullecen de él.
Kolmanskop: devorada por la arena.
En el año 1908, atraídos por el hallazgo de diamantes en la zona, los alemanes establecieron una mina en la desértica región del Namib (Namibia) y fundaron la pequeña ciudad de Kolmanskop.
La prosperidad de la mina hizo que la ciudad fuera creciendo en tamaño y que sus habitantes construyeran suntuosas mansiones, un salón de baile y hasta un hospital.
Pero después de la Primera Guerra Mundial, los diamantes empezaron a escasear, su precio cayó, y se encontraron nuevos yacimientos al sur del país, y los alemanes hicieron las maletas.
En un periodo de 40 años el pueblo nació, se desarrolló y murió.
Tras más de 50 años de abandono, este es el aspecto que presenta. (En 1980, la compañía de diamantes “De Beers” asumió la labor de restaurar los edificios y de inaugurar un museo que ahora está abierto al público).
(Para ver más, fotos de Richard Ehrlich: www.ehrlichphotography.com/photographs/namibia.html)
Parques de Atracciones.
Este es el fantasmal aspecto que presenta un Parque de Atracciones en Japón. Hace unos años, una especie de fiebre llevó a la construcción de cientos de parques de atracciones en el país nipón. Pasada la moda, muchos se sumieron en la bancarrota y algunos ni se molestaron en desmantelarlos.
Este es el cruel destino de muchos Parques de Atracciones en todo el mundo. ¿Dónde están las risas de los niños y la música? Sólo quedó el silencio y la desolación.
Estas fotos son hermanas gemelas de las del Parque de Atracciones de Chernobyl, tantas veces difundidas, y que siguen provocándome escalofríos.
en los vastos jardines sin aurora;
donde yo sólo sea
memoria de una piedra sepultada entre ortigas
sobre la cual el viento escapa a sus insomnios.
Donde mi nombre deje
al cuerpo que designa en brazos de los siglos,
donde el deseo no exista.
En esa gran región donde el amor, ángel terrible,
no esconda como acero
en mi pecho su ala,
sonriendo lleno de gracia aérea mientras crece el tormento.
Allí donde termine este afán que exige un dueño a imagen suya,
sometiendo a otra vida su vida,
sin más horizonte que otros ojos frente a frente.
Donde penas y dichas no sean más que nombres,
cielo y tierra nativos en torno de un recuerdo;
donde al fin quede libre sin saberlo yo mismo,
disuelto en niebla, ausencia,
ausencia leve como carne de niño.
Allá, allá lejos;
donde habite el olvido.
(Luis Cernuda)
Lugares abandonados, olvidados. En ocasiones convertidos en testigos de otros tiempos, en didácticos museos. O en estrafalarios museos. Otras veces sugiriendo horror, destrucción. Algunos me han impresionado mucho. Por muy distintas razones he elegido siete lugares, y aquí están:
El cementerio de libros.
Desolador, triste. Este lugar, fue hace 20 años, un depósito municipal de libros escolares en Detroit.
Esta ciudad americana ha ido en declive desde los años cincuenta y en ella abundan los edificios vacíos.
La corrupción y dejadez de la administración terminaron por convertirlos en edificios fantasma.
Las fotos son de J. Griffioen (Sweet Juniper). Y si quieres ver más puedes hacerlo en la galería del mismo autor en Flick, aunque advierto que duelen.
La iglesia superviviente.
En Febrero de 1943, una erupción volcánica en el estado mexicano de Michoacán se llevó por delante los pueblos de Paricutín y San Juan Parangaricutiro entre otros.
El volcán protagonista de aquella destrucción y al que después llamaron Paricutín, como una de las poblaciones que arrasó, nació por sorpresa en una llanura donde hasta entonces no se conocía actividad volcánica alguna.
De pronto, se escuchó un fuerte temblor, la tierra se abrió y empezó a escupir vapor y piedras.
Al cabo de una semana, la montaña de ceniza ya alcanzaba los 50 metros y continuó creciendo hasta alcanzar los 600 metros de altura.
La erupción permaneció activa durante 9 años, hasta 1952.
Los ríos de lava crearon una falda de roca de varios kilómetros alrededor del cráter y cubrieron una superficie de 40 kilómetros cuadrados.
Actualmente el volcán tiene una altura de 3,170 m. sobre el nivel del mar.
Sin embargo, no hubo que lamentar víctimas humanas: hubo tiempo para evacuar a todo el mundo.
Sólo hubo algo que la lava respetó: la estructura de la iglesia de San Juan, sitiada por la piedra volcánica y que se convirtió, con el paso del tiempo, en atracción turística.
La estación de Canfranc.
En 1928 fue inaugurada la magnífica estación de Canfranc, en Huesca, por el rey de España Alfonso XIII. No es un edificio viejo y bonito cualquiera sino una emblemática estación de tren, parte de nuestro patrimonio cultural, al ser un lugar que suponía el paso entre Francia y España por el que han ocurrido muchas cosas que reflejan la historia de años atrás.
La magnífica estación, de estilo modernista y aire palaciego, era entonces la mayor de España y la segunda de Europa. Su majestuosa arquitectura, fue imitada en algunas estaciones como la de Atocha en Madrid (la antigua, claro).
En su interior albergaba un hotel de lujo, casino, agencia de aduanas, una oficina del Banco de España, cantina y enfermería.
Era una enorme estación que contaba con 240 metros de longitud, 75 puertas a cada lado, tres alturas, letreros bilingües y vías con el ancho europeo a un lado y con la anchura española al otro. En la misma estación se podía ver la parte francesa y la española tan sólo separadas por unos metros y la aduana.
Y como curiosidad, la estructura del edificio se realizó de hormigón armado, material de gran novedad por aquellos años.
Ocho años después de su inauguración, se cerró por la Guerra Civil.
En 1940 se reabrió y fue testigo del paso de los trenes suizos en que los nazis transportaban el oro de los judíos hacia Madrid o Lisboa. Con él nos pagaban el wolframio que les vendíamos.
Durante la segunda guerra mundial el ambiente era muy tenso allí ya que las SS vigilaban y detenían a aquellos que pillaban pasando a judíos.
Y todo esto ocurría en un precioso escenario decorado tipo Art Decó, con grandes escalinatas de madera y columnas enyesadas con diversos adornos.
La estación fue un eje de comunicaciones relativamente importante, por allí pasaron peregrinos hacia Lourdes, mercancías de todo tipo… pero la rotura del puente francés de LŽEstanguet en 1970, tuvo como consecuencia el cierre del paso internacional, y el deterioro progresivo de la estación.
Actualmente, y con razón, es uno de los edificios históricos más importantes de España y está declarado como bien de interés cultural desde el año 2002. (Fue una de las localizaciones de la película “Doctor Zhivago”).
A finales de los 90 se decide llevar a cabo su restauración, abriéndose un polémico concurso de méritos. Son necesarios millones de euros. La restauración genera todavía más polémica, ya que parece ser que se destruyen algunas características emblemáticas del edificio que podían haber sido restauradas sin mayor problema, ya que según los estudios realizados no se encontraban en situación de derribo (escaleras, columnas, carpintería y mobiliario de madera e incluso la cubierta de pizarra).
Denuncias, recursos judiciales, cambios en el proyecto, mucha indignación y orden de paralización de las obras.
Veo, con sorpresa, como, ya en Febrero de 2012, el Ayuntamiento convoca un concurso de “lluvia de ideas” para la estación y su entorno, en el que se premiará con 150 € en compras en establecimientos de Canfranc a:
1.- La idea más innovadora.
2.- La sostenibilidad social, económica y medioambiental.
3.- La realización en un plazo corto, y la posible ejecución en fases.
4.- La valorización de nuestra historia y patrimonio.
(No me lo invento, está en www.canfranc.es/anuncios.htm).
La estación fantasma de Chamberí.
El 17 de Octubre de 1919 Alfonso XIII inauguro en Madrid la primera línea de metro que recorría la distancia entre Sol y Cuatro Caminos, pasando por Ríos Rosas, Martínez Campos, Chamberí, Bilbao, Hospicio y Red de San Luis.
Pronto se dieron cuenta de la poca utilidad de la estación de Chamberí, obra del arquitecto Antonio Palacios, porque ya en aquellos tiempos el recorrido de la línea se realizaba en tan sólo 8 minutos, y poco después se demostró que una parada en ese punto no era rentable, ya que se encontraba a pocos metros de las estaciones colindantes y los trenes apenas podían mantener una velocidad aceptable para luego realizar la parada. Además fue también cuando los andenes de las estaciones se ampliaron de 60 a 90 metros.
El 21 de mayo de 1966, las autoridades clausuraron la estación. No fue algo demasiado preparado, y ocurrió como si tal cosa. El último trabajador de la estación cerró las puertas aquel domingo de primavera, y nunca más se abrieron. Allí quedaron las papeleras, con periódicos del día, los anuncios publicitarios de la época, los muebles y taquillas, y hasta billetes en las papeleras... todo quedó intacto aunque la estación fantasma acabó por ser vandalizada: rotura de cristales, pintadas…
En 2006 el Ayuntamiento de Madrid inicia su restauración, y la convierte en Museo en 2008.
Los trabajos permiten al público recorrer la estación, desde las taquillas hasta el andén. A lo largo del recorrido, el visitante descubre una estación de 1919 con todos sus elementos originales -paneles publicitarios de cerámica y el mobiliario de época- que se acompaña de documentación audiovisual sobre la historia del Metro. (Enlace: www.esmadrid.com/anden0)
El Mazinguer.
10 metros de fibra de vidrio. En una urbanización llamada “Mas de Plata”, en Tarragona. Se encuentra en medio de un pequeño pinar rodeado de chalés, a las afueras de un pueblo llamado Pla de Santa María.
A principios de los ochenta, alguien consideró que Mazinguer Z era una figura lo suficientemente emblemática y popular como para que presidiera la entrada al lugar.
Aunque la urbanización nunca se terminó del todo, allí quedó Mazinguer, oteando el horizonte. En ello está desde hace 25 años, ignorado por la mayoría hasta que hace pocos meses apareció en un programa de televisión. Al menos los vecinos se enorgullecen de él.
Kolmanskop: devorada por la arena.
En el año 1908, atraídos por el hallazgo de diamantes en la zona, los alemanes establecieron una mina en la desértica región del Namib (Namibia) y fundaron la pequeña ciudad de Kolmanskop.
La prosperidad de la mina hizo que la ciudad fuera creciendo en tamaño y que sus habitantes construyeran suntuosas mansiones, un salón de baile y hasta un hospital.
Pero después de la Primera Guerra Mundial, los diamantes empezaron a escasear, su precio cayó, y se encontraron nuevos yacimientos al sur del país, y los alemanes hicieron las maletas.
En un periodo de 40 años el pueblo nació, se desarrolló y murió.
Tras más de 50 años de abandono, este es el aspecto que presenta. (En 1980, la compañía de diamantes “De Beers” asumió la labor de restaurar los edificios y de inaugurar un museo que ahora está abierto al público).
(Para ver más, fotos de Richard Ehrlich: www.ehrlichphotography.com/photographs/namibia.html)
Parques de Atracciones.
Este es el fantasmal aspecto que presenta un Parque de Atracciones en Japón. Hace unos años, una especie de fiebre llevó a la construcción de cientos de parques de atracciones en el país nipón. Pasada la moda, muchos se sumieron en la bancarrota y algunos ni se molestaron en desmantelarlos.
Este es el cruel destino de muchos Parques de Atracciones en todo el mundo. ¿Dónde están las risas de los niños y la música? Sólo quedó el silencio y la desolación.
Estas fotos son hermanas gemelas de las del Parque de Atracciones de Chernobyl, tantas veces difundidas, y que siguen provocándome escalofríos.
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